Química en los cosméticos


La química está por desgracia muy presente en la cosmética. Para conseguir que una crema cuaje o cualquier mezcla entre distintas sustancias con fines cosméticos se mantenga, hacen falta los siguientes componentes.
  • emulgentes: para unir grasa y líquidos
  • antioxidantes: impiden el deterioro en contacto con el aire
  • gelificantes: dan textura y cremosidad
  • conservadores: impiden el deterioro temporal
  • bactericidas: desinfectan el medio para que no se formen hongos, etc.

¿Seguridad y control en los ingredientes?

Viendo ésto, no hacen falta tantos componentes en las cremas, sin embargo, la lista química de ingredientes en algunos productos cosméticos se hace interminable y, a veces, una simple crema hidratante tiene más de 50 ingredientes.
La industria cosmética trata de maximizar más y más sus beneficios creando nuevas sustancias químicas como ingredientes de sus cremas y demás productos cuyas materias primas deben costar y cuestan, cada vez menos. El problema es que, actualmente existen más de 6.000 componentes químicos que están permitidos, pero no controlados y esto significa que en los productos aparecen agentes químicos que nos pueden causar, no sólo alérgias o eczemas sino, asma, problemas de pigmentación y hormonales, cáncer o incluso daños genéticos a futuros bebés. la quimica contenida en un sólo producto cosmético puede estar siendo culpable de patologías que ni nos imaginamos.
No son pocos los dermatólogos sinceros, que ante la avalancha de cosméticos afirman: “hay que estar contento si un producto no contiene ingredientes cosméticos nocivos”.

La química en la cosmética mata

Eso explica porqué entre las peluqueras hay más casos de muerte por cáncer, que en cualquier otro grupo laboral femenino. Ellas inhalan directamente los componentes de tratamientos capilares, tintes o decolorantes.Ya en el año 1969 causó polémica el veredicto de un juez en EEUU: una consumidora pidió indemnización a una fábrica de cosméticos por no cumplir las promesas publicitarias y causarle una fuerte alergia con eczema. El juez concluyó el pleito: “La industria cosmética vende imagen – es cosa del consumidor creérselo o no”.

Etiquetas graciosas e “hipoalergénicas”…

La publicidad ha creado un sinfín de expresiones y “tecnicismos” para los productos cosméticos  que suenan bien, pero carecen de cualquier valor científico: “péptidos superhidratantes”, “sistema de purificación celular”, incluso algunos ingredientes se han inventado únicamente por sonar bien o espectacularmente, como “muscle extract” y DNA (¡sustancia genética!).
Pero incluso el término “hipoalergénico”, tan popular en artículos de farmácia, no tiene más relevancia que las palabras “súper mega-guay”. Normalmente, se debería referir a productos cosméticos sin perfume, ya que las fragancias sintéticas son las que estadísticamente más alérgias pueden causar. Pero en ningún caso, es un término que comprometa al fabricante. Cada día surgen nuevas alergias y nuevas sustancias que las causan, a parte, la mayoría de alergias recién se manifiestan semanas después de haber utilizado el producto, que las pudo provocar.

Trucos y trampas en la cosmética convencional

La pugna por maximizar el beneficio y minimizar la inversión, ha llevado a la creación de alguna que otra sustancia química que no resulta beneficiosa para la piel y solamente engañan la vista durante un par de horas. La manera sincera de cuidar la piel con productos cosméticos es aportándole nutrientes, para que por sí misma se pueda recuperarse. Pero existen sustancias, que no aportan nada, sino que tienen efectos meramente físicos, que en ocasiones pueden resultar dañinas para la epidermis:
1) Química que hincha la piel, haciendo desaparecer pequeñas arrugas – a largo plazo se expanden las células, el tejido decae, se vuelve flácido y lo que es peor, dependiente del producto y la persona reacciona aplicándose más producto, porque tiene la impresión de que su piel no puede estar sin él.
2) Agentes que decoloran – sustancias cosméticas agresivas como las compuestas por “ammonium” aclaran la piel, dándole una apariencia más joven y fresca, cuando en realidad sólo se trata de un engaño óptico – una piel más oscura nos hace parecer mayores al acentuar las sombras. Pueden causar alteraciones en la pigmentación, pequeñas heridas y fotosensibilización aguda (la piel ya no soporta la luz solar).
3) Química que consigue apariencia de hidratación, como los aceites minerales – bloquean la barrera lipídica natural de la epidermis, resecando e agrietándola, pero su textura oleosa y siempre brillante sólo aparenta un efecto hidratante. A largo plazo pueden causar alergias en cadena, irritación crónica, acné, etc.
4) Química que se agrega para paliar los efectos nocivos de otros agentes químicos – una estrategia que puede parecer realmente estúpida, pero que se observa a menudo y es la razón por la cual existen listas de ingredientes interminables en la etiqueta de un producto que debería ser de lo más simple. Así, los fabricantes de cosméticos sin escrúpulos llegan a utilizar aditivos que irritan la piel (por ejemplo emulgentes y suavizantes o gelificantes baratos con tacto agradable) y los mezclan con agentes que bloquean las funciones cutáneas, para que la piel no “se defienda” rebelándose y no se haga visible una alergia. Química para tapar la química.

Comentarios